El papel de la mujer es fundamental en la sociedad. De hecho, la proporción de mujeres en cargos directivos está creciendo considerablemente en el mundo, según datos de la Organización Internacional de Trabajadores (OIT). Desde 2002, esta tendencia es cada vez mayor.
De acuerdo informe “Las mujeres en la gestión empresarial: argumentos para un cambio”, publicado en 2019 por la OIT y realizado conjuntamente con 13.000 empresas de varias regiones del mundo y sus trabajadores, 30% de las mujeres que ocupan puestos directivos en la empresa mejoran el rendimiento comercial 9%.
Por ejemplo, la revista, Forbes ha afirmado que en México generan 37% del Producto Interno Bruto. Esos resultados han permitido que lo que hasta no hace mucho se consideraba una desigualdad en oportunidades se reduzca con el tiempo en diversas naciones.
Además, las Naciones Unidas también ha reconocido el favorable impacto femenino en la fuerza laboral. En 2015, en la ONU se aprobaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, el quinto aborda, precisamente la igualdad de género que busca alcanzarse para el 2030.
Entre otras cosas, ese aparte considera frenar todas las formas de discriminación contra mujeres y niñas debe ser un desafío cumplido. ¿Cómo? promoviendo mayor inclusión en compañías comandadas por mujeres, aunque la mayoría de sus trabajadores sean hombres. También incentivando a aquellas empresas que se dediquen a las fabricaciones de bienes y servicios dirigidas para ellas.
El informe advierte que “las empresas con diversas fuerzas de trabajo son 22% más productivas, tienen 27% de más rentabilidad y 39% de más satisfacción al cliente.
Una de las acciones más importantes para impulsar la mayor presencia femenina dentro del mundo empresarial pasa por darle las mismas posibilidades que a los hombres.