El wellness se adaptó al mundo de los negocios
Las empresas cada vez más le dan gran importancia a la salud física y emocional de los empleados, sobre todo en los últimos años en los que se han registrado no pocos casos de los trabajadores que parecen de burnout. Esto definitivamente impacta el ambiente laboral; así como la productividad.
La meta, entonces, entonces, de las compañías debería ser mejorar el ambiente en el trabajo e impulsar la productividad partiendo de los empleados. Para lograrlo no pocas empresas se han acercado a lo que se conoce como wellness, entendido como “la dinámica y estilo de vida mediante la cual el potencial humano es llevado a su máximo en las esferas de lo físico, lo mental y lo espiritual”.
Sin embargo, no se trata de un concepto nuevo. Surgió por primera vez en la década de los 50 impulsado por el médico estadounidense Halbert Dunn, quien hablo sobre el estado “high level wellness” o bienestar de alto nivel.
Esto implica que el bienestar humano tiene que ir más allá de lo que hasta ese momento se englobaba en el ámbito de la salud, debía incluir, además del correcto funcionamiento del organismo y la capacidad para optar a varias vías de autorrealización.
Dadas sus ventajas, el wellness se adaptó al mundo de los negocios y en el ámbito corporativo se puede definir como un programa pensado para mejorar el bienestar empresarial, que incide en diferentes áreas de los trabajadores con el objetivo de mejorar su salud física y estado anímico. Para ello, se trabajan los siguientes campos:
-Área física, donde se plantean acciones para la mejora de la alimentación apostando por menús más equilibrados. También se ponen en marcha programas para la realización de más ejercicio físico o para reforzar el descanso reparador.
-Área mental y emocional, donde se intentará mejorar el ánimo con el que los empleados se enfrentan a la jornada laboral, los picos de trabajo o el ambiente laboral en la empresa.
De manera que el wellness corporativo hace énfasis en hábitos más saludables en la alimentación sana de los trabajadores, además de la promoción de actividades físicas y de gimnasia. Todo esto redunda en mejoras del estado físico y emocional de los empleados que enfrentan la jornada laboral.
Ahora, para implementar un programa de wellness se requiere primero realizar un diagnóstico que identifique e indique las necesidades de la compañía.
Otro paso importante es el seguimiento para conocer cuál es el grado de aceptación y asimilación del programa tomando en cuenta que se trata de una iniciativa que las personas adoptan de forma voluntaria, lo cual implica una buena comunicación en todos los niveles de la empresa.
Los beneficios son varios. El wellness corporativo tiene un impacto directo sobre dos de cada tres empleados, al facilitarle al trabajador la posibilidad de tener una mayor creatividad y motivación a la hora de resolver problemas y aportar soluciones en su día a día.
El wellness empresarial también ayuda a reducir el ausentismo laboral, al mejorar la salud y estado anímico de los empleados. Asimismo, alivia efectos colaterales de salud laboral como los malestares de espalda, resfriados y estrés que afectan la concentración.
Un empleado más sano física y emocionalmente se siente identificado con la empresa y su desempeño será más colaborativo y creativo. Ese sentido de pertenencia los empleados lo llevarán a su entorno externo, convirtiéndose en embajadores de la marca.