El conócete a ti mismo y conocerás a los demás del pensamiento aristotélico se ha convertido en un factor muy importante para el buen funcionamiento de los negocios.
En tiempos recientes, el manejo de las emociones del personal que conforma una empresa forma para de la gestión empresarial, la cual ayuda a optimizar las relaciones interpersonales con los compañeros de trabajo. Y esto mejora el ambiente laboral.
Se trata de la inteligencia emocional, una condición que llena la creciente demanda de las compañías de profesionales capaces de identificar y gestionar las emociones propias y ajenas.
Este tipo de inteligencia es innata en muchas personas, sin embargo, las habilidades que involucra pueden aprenderse. Aquí las empresas, a través de sus departamentos de Recursos Humanos, juegan un rol esencial en lo referente a incentivar y adiestrar a empleados para que no solo se destaquen en su desempeño profesional, sino que también sean capaces de relacionarse y comunicarse armónicamente con los otros miembros de la compañía.
El individuo que utiliza la inteligencia emocional interactúa con el mundo teniendo en cuenta los sentimientos propios y los de los demás. Asimismo, engloba habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía y la afinidad.
Estas personas tienen rasgos de carácter muy beneficiosos, como la autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para una buena y creativa adaptabilidad social.
Las habilidades sociales ayudan muchísimo en el trabajo en equipo, ya que tanto el líder como los integrantes del grupo tienen las capacidades de persuasión y cooperación motivación al logro.
Dada su importancia, la inteligencia emocional forma parte de los programas de formación y capacitación de muchas compañías, cuyas gerencias de capital humano contratan expertos en la materia, además de ofrecer cursos y talleres especializados.
La intención de este esfuerzo es enseñar como manejar eficazmente las emociones positivas, lo cual mejorará los resultados y rentabilidad de la empresa. Todo ello gracias al mayor rendimiento, responsabilidad, productividad, eficiencia, eficacia y agilidad por parte de los empleados y líderes.