La ventaja competitiva es la que tiene una empresa con respecto a su competencia. La primera en lograrlo tendrá, obviamente, más chance de éxito. Cumplir el refrán aquel que reza que el que pega primero, pega dos veces.
Parte de lo que es la evolución favorable de una empresa tiene que ver con su posición en el mercado. Una compañía que logra llegar a la cúspide no solo logró cumplir con éxito su misión de tener una ventaja competitiva por encima de sus similares, sino que cuenta con la aceptación del público.
El reto, entonces, está en cómo hacer que eso no se pierda en el tiempo. Es común ver cómo las empresas comienzan con todo. Con buen pie y en el camino se van desinflando. Es conveniente hacer un análisis, si eso sucede, para identificar dónde están los problemas.
Para sacarle el mayor provecho a la ventaja competitiva hay que tener en cuenta varios aspectos:
* Hay que diferenciarse de la competencia. Hay que darle al consumidor algo que no tiene el mismo producto de otra empresa. Bien sea un ingrediente diferenciador, calidad de elaboración, empaque atractivo y, en lo posible, funcional y precio competitivo. Aunque no las únicas diferencias, sí son las de considerar a la hora de lanzar o relanzar un producto.
* La empresa que se encuentra posicionada en el mercado por esa ventaja pueden darse el lujo de tener sus bienes y servicios con precios razonables dentro de lo que es el rango de precios de su mercado.
* Antes de pensar en expandirse a otros mercados, hay que consolidarse en el propio, bien sea local, regional o nacional. Hay que establecerse y ser el mejor en su ramo. Si no se logra ese piso, difícilmente podrá conseguirlo en otros lugares.
* Mantenerse a la vanguardia tecnológica, de comunicación y de procesos también servirá para crear esa ventaja competitiva. En la innovación se conseguirá posicionarse sobre todo si el rubro en el que se desenvuelve la empresa tiene mucha competencia.
* Hay que darle al consumidor lo mejor. Precisamente debido a la competencia, los clientes tienen la posibilidad de cambiarse si sienten que lo que estaban comprando ya no satisface sus expectativas.
* Escuchar a los consumidores. No solo hay que estar pendiente de lo que desean los clientes, sino también, en la medida de lo posible, tener contacto con ellos. Es importante intercambiar ideas, hacerlos partícipes de las distintas etapas de producción, garantizando la cadena de producción y la llegada a tiempo a los anaqueles.