Los valores de una empresa son clave para su funcionamiento. Así que lo importante no es dejarlos escritos en un cartel, en su página web o en la cartelera de entrada, sino ponerlos en práctica a diario y, en caso de ser necesario, mejorarlos según vaya evolucionando.
En este conjugar de valores diariamente, los líderes deben hacerse acompañar por sus equipos. Todo el conjunto humano será, en definitiva, el equipo que ponga a la empresa en el lugar de ganador, convirtiéndola en rentable y productiva.
Por eso, el desafío es trazar una serie de valores que tengan sentido para la actividad comercial que se está haciendo y que puedan ser utilizados en la práctica, pues representan el cómo actuar de una empresa tanto a lo interno como a lo externo.
En lo interno, los valores bien definidos y puestos en práctica promueven un ambiente laboral de confianza, la cooperación y la productividad. Ir de la mano de los empleados, escuchar cualquier duda o sugerencia que se tiene con los lineamientos desde la dirección sirve para fomentar el sentido de pertenencia y la lealtad. Esto ayuda a minimizar la rotación de empleados, crear un clima laboral favorable y permite que los nuevos ingresos consigan una manera más sencilla y segura de adaptación a sus nuevos retos.
A lo externo, unos buenos valores ayudan a crear una reputación positiva de la empresa, ofreciéndose en su mercado como una competencia sana, con ética en sus negocios y con productos de calidad, los cuales ayudan a fomentar una relación de fidelidad y preferencia con los consumidores.
Aunque abarca todo el campo empresarial, normalmente los valores están ligados a las empresas familiares. Aquellas que perduran en el tiempo por generaciones, como el caso de Purolomo y su casa matriz Alimentación Balanceada Alibal. Los valores que sus fundadores establecieron hace más de cinco décadas cuando su fundación se han mantenido hasta la actualidad, que ha hecho que con el liderazgo actual de David Somoza Mosquera ocupe un lugar privilegiado en el mercado proteico.